BOTAS ROSA
Finalmente decidí quedarme con las botas color rosa, eran demasiado hermosas. El color me encantaba, tenían unos pequeños detalles en un rosa más oscuro que las hacían resaltar, eran únicas. Mi parte favorita fue probarlas para empezar a practicar.
Al principio fue difícil adaptarme a esta disciplina, además ninguno de los caballos era dócil y era muy complejo aprender a dominarlos. Intenté con muchos y era como si ninguno fuese para mí, esto me ponía muy triste. Sin embargo, estar sobre cada uno de esos caballos podía ser una experiencia única y me emocionaba cada vez más cuando debía ir a practicar.
Estaba empezando a amar este deporte, además, las botas y yo guardabamos un secreto. Cada vez que las usaba estas me concedían el poder de ayudar a otros niños, que como yo eran rechazados por sus compañeros y constantemente recibían burlas. Este poder me hacía sentir más fuerte y segura, lo mejor de todo es que gracias a las botas ya tenía muchos amigos y comenzaba a superar una difícil etapa.
Un día, cuando llegué a mi entrenamiento habitual mi profesor me dió una gran sorpresa, habían llegado nuevos caballos y por fin podría tener uno solo para mi. Entramos a un establo, y no fue difícil hacer mi elección pues desde que lo vi me enamoré al instante. Era un caballo grande y de color blanco, realmente era hermoso y tenía un pelaje muy suave. Su nombre era Coral.
Era mi primer entrenamiento con Coral y estaba realmente emocionada, llevaría unos cinco minutos de la práctica cuando de repente escuché a alguien gritar, realmente no sabía qué hacer…