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SEGUIR EL GRITO
Decidí salir corriendo antes de que las personas me acorralaron con sus felicitaciones, tenía puestas mis botas rosadas y en cuestión de minutos de salto en salto llegué a un pequeño parque y vi a un grupo de niños molestando a una niña más pequeña que ellos, no quería que la lastimaran y salté con todas mis fuerzas, la tome de la mano y salí de ese lugar con
ella, cuando bajamos nuevamente al suelo, la niña estaba con una sonrisa en su rostro y me dijo que era su superheroína. Yo estaba feliz de haberla ayudado y después de ese día conseguí una nueva amiga y la única que sabía mi secreto hasta el momento.
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